El Dr. Don Vaughn es neurocientífico, autor, orador y un hombre extremadamente interesante para mantener una conversación. Hace poco tuve el privilegio de conversar con Don sobre el futuro de nuestro cerebro y, específicamente, sobre cómo equilibrar el aluvión de estímulos entrantes que pueden distraernos durante el día. Como se dice, “la lucha es real” y es poderosa.
Hay una gran demanda de atención
Antes del brote de la pandemia, los estudios demostraron que a una persona promedio la bombardeaban con hasta 4000 mensajes por día. Estos mensajes provienen de una combinación de publicidad, marketing, notificaciones, alertas, correos electrónicos, llamadas, etc. Algunos son muy pasivos y pasan desapercibidos, pero se intensifican levemente con el tiempo. Otros son molestos, invasivos y se diferencian del resto. Todos ellos pretenden invocar una respuesta, y todos se disputan su atención. Es como ser padre, trabajar en casa y tener 4000 niños que constantemente le piden algo. De acuerdo, es posible que sea una exageración para dar una idea, pero para los que somos padres con hijos pequeños en estos días, se siente como una realidad a veces.
Su capacidad de prestar atención es uno de sus recursos más preciados. Don señala que cuando nos distraemos, podemos tardar un promedio de 30 minutos para estar otra vez en plena forma. A algunas personas les puede llevar hasta 2 horas y esa demora puede acabar con la productividad. La productividad es la palabra del día, ya que las personas intentan equilibrar el trabajo y la vida mientras están encerradas en su casa en tiempos de pandemia. Las empresas miran al futuro, tanto a corto como a largo plazo. A corto plazo, buscan formas de mantener un alto nivel de productividad. A largo plazo, buscan un lugar de trabajo híbrido en el que los equipos puedan seguir distribuidos y necesiten mantener la capacidad de colaborar en un entorno de trabajo flexible. Ambas situaciones requieren herramientas y plataformas que permitan interactuar y compartir, pero también la oportunidad de que las personas se centren y presten atención a su trabajo.
Encontrar la productividad en ráfagas cortas
Los estudios demuestran que las ráfagas cortas de concentración pueden ser extremadamente productivas. Algunos de estos estudios mencionan ráfagas de 25 minutos. Yo tiendo a suscribir una ráfaga de 60 minutos con un único y pequeño descanso. Estas ráfagas nos permiten entrar en un ritmo, mantener la atención y seguir un concepto hasta un punto en el que sentimos una pausa lógica. Después de la ráfaga, podemos respirar, concentrarnos y volver a estar en plena forma para llegar a una conclusión lógica. Es importante que las personas reserven secciones de su semana para estas ráfagas de pensamiento y concentración. Yo, personalmente, reservo 6 horas a la semana, repartidas en diferentes días. Estos períodos se pueden cambiar, pero nunca cancelarse. Garantizan que mantenga mi productividad, incluso cuando el resto del día lo paso en una videollamada tras otra. Durante estos períodos, empleo técnicas para reducir las interrupciones y las distracciones. Estas incluyen las siguientes: cerrar las aplicaciones, ponerme auriculares y quitar mi teléfono de la línea de visión inmediata. Al implementar estos pequeños ajustes, puedo mantener la productividad. Sin ellos, pierdo la concentración y mi productividad disminuye.
Empatía y conexión humana
La incapacidad para prestar atención puede disminuir los resultados con el tiempo, lo que tiene un impacto negativo en la productividad. Se necesitan estas ráfagas de atención para mantener un sentimiento positivo. Las personas nos enorgullecemos de nuestro trabajo, y necesitamos sentir que lo hacemos bien y que somos productivas. Los compañeros de trabajo deben tener empatía entre ellos y reconocer que todos necesitamos tiempo para concentrarnos. Don habla mucho de la empatía y la conexión humana. Las videoconferencias se han convertido en el medio de facto para mantener esa conexión. El vídeo permite ver a la otra persona y mirarla a los ojos. Además, permite que el lenguaje corporal, el tono y el carácter entren en la conversación. Las llamadas telefónicas son complejas. Es más fácil ser grosero cuando no se puede ver a la persona con la que se está hablando. El correo electrónico es peor, ya que no tiene tono. Cuando leemos un correo electrónico, escuchamos el tono en función de nuestro estado de ánimo. La negatividad puede surgir de las respuestas a los correos electrónicos o de las llamadas telefónicas polémicas más que de las videollamadas. En una videollamada, se puede ver a alguien, leer su lenguaje corporal y generar empatía en la conversación. Se puede leer la sala y adaptar el discurso a ella. Esta empatía contribuye en gran medida a fomentar un mejor ambiente de trabajo.
¿Qué sigue?
A medida que los equipos trabajan a distancia o vuelven a la oficina de alguna manera, la atención y la empatía serán la clave del éxito. Los equipos tienen que colaborar. Los colaboradores individuales tienen que ser capaces de concentrarse. Los gerentes tienen que fomentar la oportunidad de que los empleados presten atención y no degraden su productividad debido a distracciones e interrupciones. Y las empresas deben comprender que la tecnología y la flexibilidad pueden emplearse para crear un entorno óptimo para el futuro.
Eche un vistazo a la sesión con el Dr. Don Vaughn y escuche más sobre la atención, la empatía y el futuro del lugar de trabajo.
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